Como razonar con un enfermo de alzheimer

Su Gelenk. Nuestro especialista | Dr. Ingo Tusk
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En un estudio sobre personas mayores de 55 años, publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia, los investigadores descubrieron que el “pensamiento negativo repetitivo” (RNT) está relacionado con el posterior deterioro cognitivo y con el depósito de proteínas cerebrales nocivas asociadas al Alzheimer.
Los investigadores afirman que el pensamiento negativo repetitivo debe investigarse más a fondo como posible factor de riesgo de demencia, y que deben estudiarse herramientas psicológicas, como la atención plena o la mediación, para ver si pueden reducir el riesgo de demencia.
La autora principal, la Dra. Natalie Marchant (Psiquiatría de la UCL), afirmó: “Se sabe que la depresión y la ansiedad en la mediana edad y la vejez son factores de riesgo de demencia. En este caso, descubrimos que ciertos patrones de pensamiento implicados en la depresión y la ansiedad podrían ser una razón subyacente por la que las personas con estos trastornos tienen más probabilidades de desarrollar demencia”.
Durante un periodo de dos años, los participantes en el estudio respondieron a preguntas sobre su forma habitual de pensar acerca de las experiencias negativas, centrándose en patrones de RNT como la rumiación sobre el pasado y la preocupación por el futuro. Los participantes también completaron mediciones de síntomas de depresión y ansiedad.
Ejercicio, nutrición y cerebro(Mary Ann Johnson PhD
A veces, vivir más años implica una dependencia de cuidados en la que las necesidades se hacen cada vez más evidentes. Una de las causas más frecuentes de esta dependencia en la población anciana es la enfermedad de Alzheimer. Más de 35 millones de personas padecían algún tipo de demencia en 2010 y las previsiones mundiales para 2030 y 2050 duplican y triplican esta cifra, respectivamente [1]. En este ámbito de actuación urgente, la Organización Mundial de la Salud [2] se posiciona identificando la demencia como uno de los problemas de salud pública prioritarios en la actualidad.
Aunque existen multitud de modelos asistenciales y recursos puestos al servicio de estos pacientes [3, 4], una gran parte de esta población recibe atención en su propio entorno familiar [5]. Por ello, se ha intensificado el volumen de investigaciones que analizan el perfil del cuidador familiar, las habilidades para el cuidado de su paciente y la mejora de su relación con él [6]. En este campo, cobra especial interés el concepto de sobrecarga del cuidador [7] y su repercusión en su salud física y mental, relaciones sociales, estado de ánimo, etc., así como en su calidad de vida [8].
David Civera – Dile que la quiero (6º puesto en Eurovisión
La enfermedad de Alzheimer provoca la muerte de células cerebrales, por lo que el cerebro funciona peor con el tiempo. Esto cambia la forma de actuar de una persona. Este artículo contiene sugerencias que pueden ayudarle a comprender y afrontar los cambios de personalidad y comportamiento de una persona con enfermedad de Alzheimer.
Otros problemas en su entorno pueden afectar al comportamiento de una persona con enfermedad de Alzheimer. Demasiado ruido, como la televisión, la radio o mucha gente hablando a la vez, puede causar frustración y confusión. Pasar de un tipo de suelo a otro o el aspecto del suelo puede hacer que la persona piense que necesita dar un paso hacia abajo. Los espejos pueden hacerles creer que la imagen reflejada es otra persona en la habitación. Para obtener consejos sobre cómo crear un hogar seguro para la enfermedad de Alzheimer, visite Seguridad en el hogar y enfermedad de Alzheimer.
El Centro ADEAR del NIA ofrece información y publicaciones impresas gratuitas sobre el Alzheimer y las demencias relacionadas para familias, cuidadores y profesionales de la salud. El personal del Centro ADEAR responde a solicitudes telefónicas, por correo electrónico y por escrito, y remite a los pacientes a recursos locales y nacionales.
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Antecedentes: La enfermedad de Alzheimer (EA) y otras formas de demencia se encuentran entre las causas más comunes de discapacidad en las personas mayores. La demencia suele ir acompañada de depresión, pero aún faltan criterios diagnósticos y enfoques terapéuticos específicos. Este estudio pretendía recabar opiniones de expertos sobre el tratamiento de la demencia y los pacientes deprimidos para reducir la heterogeneidad en la práctica diaria.
Métodos: Encuesta Delphi Modificada, prospectiva, multicéntrica, de 2 rondas, con 53 preguntas sobre factores de riesgo (11), signos y síntomas (7), diagnóstico (8) y tratamiento (27) de la depresión en la demencia, con especial atención a la EA. El cuestionario fue completado por un panel de 37 médicos expertos en enfermedades neurodegenerativas (19 neurólogos, 17 psiquiatras y 1 geriatra).
Conclusiones: Este estudio arroja luz sobre varios retos clínicos no resueltos en relación con la depresión en pacientes con demencia. Aún son necesarios más estudios y recomendaciones específicas para esta población de pacientes con comorbilidad.
El envejecimiento es el factor de riesgo más fuerte asociado con la demencia. No es sorprendente que, con el envejecimiento de la población mundial, se espere que el número de personas que viven con demencia en todo el mundo aumente a 82 millones en 2030 y casi se duplique en 2050. Así pues, teniendo en cuenta que la demencia es una de las causas más comunes de discapacidad entre las personas mayores, estas estimaciones tendrán un impacto físico, emocional y financiero en los enfermos de demencia, así como en sus cuidadores y familiares. Tampoco se puede descartar el aumento de la carga económica global y del sistema sanitario (1).